mardi 11 avril 2017

Presidenciales





    La tentación se apoderado de uno, cuando piensa en la política, de alejarse y de construir una cabaña en un jardín para refugiarse en ella, como Cabeza-Cebolla, el personaje de Crumb que quiere cambiar el mundo con sus dos manos de pelagallos, y que finalmente, decide de no mover ni un dedo para enfocar su atención en el lento crecimiento de las zanahorias de su jardín, sin pensar en nada más que en la cosecha que se está preparando en solitario.

   Sin embargo, sería un buen ejercicio condensar en un articulo en español la competición que tiene lugar en Gabacholandia a estas alturas de las elecciones.

   Si debería dar una imagen acertada, diría que Francia, al igual que los otros países, funciona como una empresa cualquiera. Cada cinco año, la oligarquía elige un representante en marketing empleado para tranquilizar la población y los accionistas del Medef (el conjunto de las grandes empresas del país).

    Este año, el elegido tiene como nombre el de un banquero de 39 años, Emmanuel Macron.

    Frente a la amenaza que representa Marine Le Pen, que ha crecido de forma brutal desde los atentados (pero ya había empezado a crecer cuando simuló una riña con un padre demasiado extremista), Macron era un personaje que la prensa adulaba hasta la locura. Unos sondeos surrealistas le ponían en lo más alto cada día. Pero el tiempo ha pasado y el globo se ha deshinchado. Frédéric Lordon, el economista instigador del movimiento Nuit-Debout, denominaba a Macron "el tomate hidropónico", en referencia al su incapacidad a tocar el suelo, a juntarse y a escuchar a gente de clase más popular. De Macron, solo queda una imagen publicitaria con un eslogan prometedor ("Pensad "primavera"! En marcha!)  que ni siquiera los Guiñoles tuvieron que declinar en parodia... El caso Fillon, demasiado próximo a Putin y castigado como tal, no compensó este declive evidente.

   Quien puede aprovecharse de esta situación? Jean-Luc Mélanchon. Este antiguo hijo espiritual de Mitterrand se prepara para lo impensable: acceder a la presidencia, pese al fiasco de la izquierda francesa, la más deshonrada de Europa si cabe. El representante de está, Hamon, sabe que no tiene ninguna posibilidad más adelante del puesto cinco. El mismo que el de Hollande si este se hubiera presentado. En un brote de lucidez, Hamon ya ha dicho que apoyaría a Mélanchon  en la segunda ronda, seguramente en vista de un puesto de ministro. 

    Pero quien es Mélanchon ? Para un extranjero, es un desconocido. Para un francés, es un supuesto defensor del mundo obrero, pero con un discurso híbrido,  ya que apoyó con todo su corazón a Maastricht, formando parte desde unas décadas de la nomenclatura francesa. 


    Dado que Le Pen va a arrasar el 28 de abril con un programa nacional-socialista, uno se puede preguntar cual sería la mejor alternativa. No creo que queden muchas y se puede intuir que los abstencionistas, al igual que Cabeza-Cebolla, llevan el razonamiento hacía la sabiduría,  limitando el campo de su acción política al dulce mirar de las zanahorias de sus huertos.

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